Tony Oliva: 50 años de béisbol en las ciudades gemelas.

Tony Oliva es un ícono del pasado, presente y futuro de los Twins siendo jugador, técnico, scout y actualmente embajador comunitario y comentarista en español.

Han pasado 50 años desde que los Senadores “originales” de Washington decidieran probar mejor suerte en otro mercado. Fue en aquel 1960 cuando tras años de intentos y de infructuosos años en Washington que la familia Griffith acordó mudar su equipo hacia el estado de Minnesota, donde comenzarían una nueva tradición beisbolera en el norte del país representando a las ciudades gemelas, Minneapolis y St. Paul. Así nacieron los “Twins”.

El inicio del béisbol de Grandes Ligas en Minnesota fue también una puerta abierta para la libertad y estabilidad de muchos peloteros cubanos quienes debieron decidir en pleno momento de cambios revolucionarios radicales en Cuba si quedarse en la isla o partir a los Estados Unidos a cumplir sus sueños en el terreno, camino que la mayoría de ellos seleccionó.

Clark Griffith, eterno dueño de los Senadores, famoso por ser tacaño, designó en 1935 al scout Joe Cambria a enfocar su “ojo clínico” en Latinoamérica, pero especialmente en Cuba, donde conseguiría talento de sobra a precio de “gallina flaca”. Mientras la organización obtenía sobrados beneficios, Cambria se convirtió en la puerta de escape para muchos cubanos y extendió oportunidades a otros latinoamericanos en una etapa de transición, dejando atrás los tiempos de las barreras raciales.

Durante 26 años de escauteo, Cambria firmó para Washington/Minnesota casi 400 peloteros, desde Roberto Estalella hasta Tony Oliva, una de las primeras firmas para la nueva etapa de la franquicia.

Para la primera temporada, los Twins tenían a 6 cubanos en el róster del equipo grande, y una decena en las ligas menores. Zoilo Versalles era el campo corto titular del club y grandes nombres de la pelota cubana como Julio Becquer, José Valdivieso, Pedro Ramos, Camilo Pascual y Dagoberto Cueto.

Y en 1962 llegaría Oliva. Un hombre que ayudaría a definir la tradición beisbolera de los Mellizos.

Este nativo de Pinar del Río mostró sus condiciones desde su llegada a los Estados Unidos en 1961 con 22 años de edad. Durante sus tres primeras temporadas compartió tiempo entre las menores y el equipo grande. En las granjas jugó 337 partidos en tres temporadas dejando promedio de .342 con 50 jonrones y 167 remolcadas.

Para 1964 fue llamado al club grande y en su primera campaña completa jugó en todos los partidos del equipo bateando para .323 con 32 jonrones y 94 remolcadas, llevándose los honores como Novato del Año de la Liga Americana, siendo el tercer latinoamericano que recibió el honor, detrás de Luis Aparicio y Orlando Cepeda, además del primero para un cubano.

Oliva pasó los próximos 15 años como estrella de un equipo de Minnesota que realmente mostró una cara distinta a su antecesor en Washington.

Fue seleccionado al Juego de Estrellas en sus primeras 8 temporadas, ganó un Guante de Oro, 3 títulos de bateo, 5 veces líder en hits y fue la bujía de un club que conquistó el título de la Liga Americana en 1965 y dos banderines de la entonces división oeste.

Tras su retiro en 1976 agobiado por lesiones en sus rodillas pasó a formar parte de la organización como entrenador. Desde entonces se mantiene ligado al club que lo eligió como miembro de su Salón de la Fama en el 2000. Oliva es sinónimo del béisbol en Minnesota e historia viva de esa tumultuosa etapa.

Siempre admirado

Oliva es un rey en estos lados a sus 71 años de edad. En el nuevo Target Field se respira un nuevo inicio en esta historia beisbolera. En este parque no hay techo, es como un regreso al pasado con todas las ventajas del presente y las expectativas del futuro.

El pinareño llega al parque temprano y ve su foto por doquier. Firma autógrafos, entra al clubhouse como un jugador más, se coloca su uniforme y asume su rol de mentor, inspirador, entrenador y leyenda. Luego se viste y sube a la cabina de transmisión para comentar los partidos para la radio del equipo en español.

LL: Han pasado 50 años desde que esta ciudad recibió por primera vez a este equipo. Usted lo ha visto todo. ¿Cuál es su reflexión sobre este medio siglo?

TO: Yo llegué a este país gracias a este equipo en 1961. Cuando “Papa Joe” Cambria me firmó ya era para los Mellizos. Ya el cambio desde Washington estaba concretado aunque todavía no se había jugado acá. En Minneapolis todo giraba igualmente en torno al clima y estaban acostumbrados a la pelota de Liga Menor. La llegada de los Twins fue como un empujón al crecimiento de esta zona y la gente apoyó esta tradición porque han tenido grandes personas dentro y fuera del terreno y dueños muy comprometidos como los Griffiths y los Pohlads.

Primero fueron los años de adaptación, luego desde que yo fui titular en 1964 y ganamos la Liga en 1965 con gente como Harmon Killebrew, Camilo Pascual, Zoilo Versalles, luego en los años 80’s con jugadores como Kirby Puckett, Kent Hrbek, Gary Gaetti, luego Jack Morris hasta llegar a esta gran época con Ron Gardenhire al frente y unos chicos increíbles como Joe Mauer y Justin Morneau. Así que han pasado 5 décadas que se celebran con este nuevo parque que celebra una tradición que ya es parte de una ciudad y su gente.

LL: ¿Qué es lo que más recuerda de esos primeros días acá?

TO: Siempre recuerdo cuando Joe Cambria me firmó para esta organización. Yo estaba ajeno de los problemas que ocurrían en Cuba y me vine con todos los permisos bien gestionados por ellos con una visa de trabajo de 6 meses, junto con otros 22 peloteros. Nos llevaron a la Ciudad de México y allá nos tuvieron dos semanas y luego nos trajeron a Minneapolis. Unos meses después por los cambios de la revolución cubana no pudimos regresar a la Isla, así que yo me quedé a vivir acá. Esta organización se volvió mi nueva familia. Los Mellizos llenaron un vacío en mi vida que se produjo por esa situación política.

LL: ¿Ha regresado a Cuba?

TO: Oh si. Bueno tras años de permisos negados finalmente pude regresar ya después de mi retiro y ahora trato de ir cuando tengo oportunidad. Mi padre falleció en 1994, pero aún toda mi familia está allá y mantengo mi relación y contacto con mi gente en esta época de mayor apertura en cuanto a viajes.

LL: ¿Cuál es su mejor anécdota de estos 50 años?

TO: Hemos pasado acá en Minnesota muchos momentos de gloria. Para mi obviamente el día que debuté en las mayores. Killebrew me llamó desde ese día “Rookie” y aún todavía me llama así. Cuando fuimos a la Serie Mundial en el 65, pero perdimos ante un maravilloso equipo de los Dodgers. Cuando ganamos las Series Mundiales en 1987 y 1991 con Kirby Puckett. En fin, este equipo se ha labrado con grandes historias y jugadores y lo máximo ha sido ahora la apertura de este parque.

Béisbol al aire libre

LL: ¿Qué le parece el Target Field?

TO: Mira Leo nunca pensé posible que esto se diera acá en Minnesota. Yo invito a todos los que tengan la oportunidad a visitar este estadio y ver cada detalle. Esto es como un Disneylandia, como un museo gigante. Es muy cómodo para los peloteros y más cómodo para los fanáticos. Gracias a Dios tuvimos un abril con poco frío y la gente disfrutó mucho el clima. No podemos controlar lo que pase con la lluvia y la nieve o el frío extremo, pero el parque tiene muchas áreas techadas y con calefacción para los fanáticos que quieren evitar esas inclemencias. En cuanto a los jugadores, cada uno de los que ha firmado con este equipo sabe que en Minneapolis hay frío y se acostumbra a jugar con este clima.

LL: ¿Alguna similitud al antiguo parque Metropolitano de Minneapolis?

TO: La diferencia es abismal pero en ese tiempo si teníamos muchas suspensiones por frío y nieve. Aquel era un parque muy sencillo. Aquí se nota la modernidad y se realza la tradición que antes no había.

LL: Don Tony, ¿Hasta cuando será la espera por el Salón de la Fama?

TO: ¡Yo no voto, sino ya estuviera ahí! Dicen que mi carrera fue corta pero en el Salón de la Fama hay jugadores que jugaron menos que yo. Aún tengo oportunidad por el comité de veteranos. Ya no me quita el sueño porque el sistema de selección es muy complicado, aunque siempre será un honor. Yo estoy contento con mi carrera y complacido por mi vida en el béisbol que se la he dado a Minnesota y me han correspondido muy bien.

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